miércoles, 3 de abril de 2013

El tiempo me olvidó.

En mi cabeza hay un pequeño espacio para todo, a pesar de que ciertas cosas ocupan más espacio del que deberían.
Tengo un espacio para el rencor, para el temor, para la felicidad, para la soledad, para la tristeza, para el dolor, para la diversión, para el olvido, para el recuerdo...
Y muy a mi pesar, también para ti, un hueco demasiado grande para mí.
Porque después de todo, nuestra propia mente nos asusta a veces, nos desespera, nos vuelve locos, no podemos dejar de pensar en eso que tanto nos preocupa o entristece, porque la mente, no nos concede jamás un descanso.
Nos aferramos a los recuerdos tristes olvidando y dejando atrás los momentos más felices, aquellos que nos hicieron sonreír, porque los momentos que te marcan son aquellos que te hicieron tanto daño como para dejarte marca.
Y nos ponemos los auriculares y miramos al techo, ponemos esa canción que tanto nos duele escuchar, y las lágrimas empiezan a brotar de nuestros ojos, cada vez más deprisa, dejando un rastro de añoranza, sentimientos encontrados, y cosas que por mucho que queramos, jamás entenderemos, porque simplemente hay cosas que debemos olvidar, no olvides que hay heridas que es mejor cicatrizar.



Tiempo; tú que lo curas todo, visítame, te necesito.